En pocos días, el 2020 llegará a su fin y dará paso al año en el que Durazno cumplirá 200 años de su fundación.

El año que se va.

En el 2020 que nos puso a prueba, parece que Dante, en la Edad Media, el periodo oscuro, da a luz a su “Divina Comedia” que alertaron un porvenir que todos consideramos no era el nuestro. Y aquí estamos, casi cerrando el año con un balance que se antoja Dantés por las condiciones que se han tenido que hacer para sobrevivir con dignidad.

Terminamos el año 2020 con incertidumbre, con vacíos sociales, con aislamiento. Parecen los tres mundos de Dante: el infierno, el purgatorio, el paraíso.

El infierno que han cruzado los enfermos de COVID-19 y sus familias. El purgatorio y los efectos psicológicos del pecado como temor del contagio han convertido los espacios familiares en los más riesgosos, o tan riesgosos como las calles y sus peligros. Tan riesgosos como salir a trabajar para alcanzar el sustento, tan riesgosos como convivir con compañeros trabajadores, hacer compras, y sentir que cada cual representa peligro, aún nosotros para ellos.

Este año el mejor balance es estar. Si, estar vivos. Mirar a nuestros seres queridos y saber que están bien. Sumar nuestra oración por quienes partieron, conocidos o no. Queridos o desconocidos que representaron un afecto y una historia.

Y el nuevo año que llega?

Porque pensar que las cosas seguirán siendo igual cuando es más fácil pensar que todo será mejor de ahora en adelante.

Los nuevos comienzos siempre son buenos, por eso, cuando llega el fin de año y estamos expectantes ante el que comienza, debemos celebrar con toda la alegría posible porque se nos abre una nueva oportunidad de empezar de nuevo.
Y es que es, precisamente, por eso que festejamos el Año Nuevo, porque dejamos atrás todo lo bueno y malo y abrimos los brazos al año que viene con promesas de poder hacer todo lo que nos hemos propuesto.

Este nuevo año no tengan miedo a los retos, enfréntenlos con valentía y así lograrán ser felices.

Que todos tengan un feliz año nuevo