En el nuevo año valora lo que tienes, supera lo que te duele y lucha por lo que quieres.

Se termina este año y todo final implica también un comienzo. Ese comienzo debe ser el foco de nuestra atención y nuestro interés.

Lo nuevo no tiene por qué asustarnos, sino motivarnos a vivir al máximo nuestras vidas. ¿Estás contento con lo que lograste este año?

Muchos son los sentimientos que se nos vienen a la mente en estas fechas, – la sensación del paso del tiempo, los finales, los inicios, las despedidas, el pasado, el futuro- movilizan distintas emociones y estados de ánimo. Seguramente el fin de año nos hace pensar en si lo que estamos haciendo en nuestra vida es lo correcto, o debemos tomar otro camino.

Hay quienes se obsesionan pensando en personas o situaciones que ya no están; otras tantas se conectan con el futuro, con el porvenir, con los proyectos que quieren realizar el siguiente año.

Sin duda el festejo del fin de año nos pone en contacto con el paso del tiempo, el tiempo que transcurre y que nos obliga a dejar atrás el pasado y voltear a ver el futuro. En estos dos extremos está el presente que nos permite reflexionar y conectar nuestro ayer con nuestro mañana.

También es tiempo de hacer un balance de lo que estamos haciendo en nuestras vidas, de cerrar un ciclo y comenzar uno nuevo.

¿Qué hiciste este año?, ¿Fue un buen año, o no fue tan buen año?, ¿Lograste tus objetivos?, ¿Fue un año más difícil de lo que esperabas?, ¿De qué te arrepientes?, ¿Te pasaron cosas buenas?, y así miles de preguntas te puedes hacer en este cierre de año. Algunas preguntas se contestarán fácilmente, con otras tomará más tiempo.

Más allá de las emociones que los finales provocan, es importante conectarse con lo que comienza y poder cumplir objetivos y deseos para este nuevo año. Un nuevo año es la oportunidad de replantear lo que uno quiere y hacia dónde va.

Estimado lector, es importante darse un tiempo para reflexionar. Sin duda son tiempos difíciles para todo mundo, en lo económico, lo social, lo familiar y lo personal.

El mundo cambia más rápido de lo que cambiamos nosotros los humanos, por lo que es importante elegir nuestro rumbo.

Bindemos por las cosas buenas que nos han sucedido y por las malas que nos han ayudado a crecer y a ser más fuertes.