El mejor fertilizante para un terreno son las huellas de su dueño.

Por el Lic. Oscar Padrón Favre

Ha sido un fuerte golpe no sólo para su estimada familia sino para gran parte de los duraznenses y de tantas otras personas en diversos lugares del país la noticia de la desaparición física de “Quelo”.

Muchos saben y valoran su enorme obra de empresario durante tantas décadas, brindando trabajo a infinidad de familias y prestando servicios de excelencia a los usuarios.

Se han escrito valiosas referencias a él y su trayectoria en estos días así que no abundaremos en comentarios, solo algunas consideraciones.

Las múltiples manifestaciones de dolor, el acompañamiento que tuvo ayer hasta nuestra necrópolis y las justas palabras de reconocimiento que pronunció uno de los funcionarios de más larga actuación en la empresa, dan la medida del significado de su personalidad y la obra realizada.

De una pequeña empresa local forjada por sus padres -fruto del espíritu emprendedor de los inmigrantes a quienes tanto debe el país – él, sus hermanos y toda su familia construyeron una empresa de referencia para todo el país. La misma ha sido, y es, orgullo para todos los duraznenses, pues a lo largo de varias décadas, de manera admirable, supo mantener un sentido de calidad y responsabilidad en el servicio muy difícil de igualar.

Tuvo plena confianza en la capacidad técnica y humana de los duraznenses, y de los uruguayos en general. Los sucesivos eslabones que van desde el taller, donde se acondiciona una unidad de transporte de altísimo valor hasta el momento que este llega a destino, supone una serie de eslabones donde mujeres y hombres demuestran su capacidad y compromiso todos los días. Ayer, mientras se acompañaban sus restos, innumerables funcionarios permanecían en sus puestos de trabajo y las unidades de la empresa continuaban recorriendo kilómetros y kilómetros. “La gente es nuestra principal preocupación” gustaba decir. Ayer, en esos ómnibus transitando por tantas rutas del país y el exterior, su espíritu permanecía vivo.

Mantuvimos esporádicas conversaciones, siempre muy enriquecedoras para mí. Coincidíamos con énfasis, y con indignación también, del enorme centralismo que sufría el país, reflejado en tantos aspectos que postergaba a pobladores y empresarios del interior. Nos dolía el despoblamiento de la región central del país, que él lo había visto a diario a lo largo de tantos años recorriendo el departamento, constatando como se despoblaban parajes en un indetenible éxodo hacia los centros urbanos.

En el mismo sentido, luchó por la descentralización de la estructura de comunicaciones en el país, para que los usuarios del transporte de pasajeros no tuvieran que “morir en la Capital”. Por eso luchó siempre para que Durazno se convirtiera en un eje de comunicaciones, tocándole ganar y perder batallas en ese sentido. Sin duda la realidad que hoy tenemos en materia de conectividad de transportes, mucho más auspiciosa que la que existía cuatro o cinco décadas atrás, nos dice que logró concretar varios de sus sueños. Porque eso es un auténtico empresario: “Un Hombre que sueña”.

Cuando editábamos “La Revista Duraznense”, en noviembre del 2000 publicamos un reportaje a Pablo “Quelo” Nossar que le realizó el siempre recordado periodista Alberto Carrasco.

Era entonces un momento donde los efectos de una gran crisis ya se sentían en todo el país. Con Alberto nos interesaba tener la opinión de alguien que, sin duda, sentía también en su empresa los efectos de la mala situación económica. En aquellos tiempos tan difíciles eligió seguir apostando por su empresa, realizando inversiones en nuevas unidades siempre de punta y con un gran compromiso de solidaridad con toda la sociedad duraznense.

“Salimos de la crisis con ideas, no sólo quejándonos”, manifestó en esa oportunidad.

Paradigma de la cultura del trabajo y del compromiso con su sociedad, sin duda su obra ocupará ocupa ya un lugar de destaque en la historia de Durazno. Merece que su nombre, y en él toda su familia y los funcionarios de la empresa, sea siempre recordado.

*Frase del título: Lyndon B. Johnson