Cuando la ignorancia critica, la inteligencia observa y ríe
Tras menos de una semana de las Elecciones, a pequeña escala la contienda sacó lo peor de los ciudadanos y en las redes se evidenció que la violencia verbal, la calumnia y el prejuicio fueron los más grandes ganadores de estas elecciones, que la falta de pensamiento crítico en el uruguayo promedio es alarmante.
Todos deberíamos asumir que hay discusiones que no valen la pena. Cuando hay oídos que no escuchan y mentes pequeñas donde no caben las explicaciones, es mejor callar, reír y dejar ir.
Por eso nos permitimos reproducir esta reflexión de autor desconocido:
«Las amistades se empezaron a romper, las agresiones empezaron a ser directas entre seres queridos y las divisiones confrontativas y violentas entre personas que siempre compartieron la mesa.
Uruguay dividido. Para algunos eres facho, para otros eres comunista.
Para unos eres «malo o bueno», para otros «bueno o malo».
Y se perdieron la paleta de colores en los cuadros. Y el blanco ya no se mezcla con el negro para pintar tonos de grises. Empezaron a haber solo blancos o sólo negros. Y el arte pasó a estar en función de dos partidos (tomando el mismo valor que un folleto).
Si usas esto eres plancha, si usas esto cheto.
Si estás a favor de esto, estás en contra de lo otro.
Si naciste en el borro no te podes llevar bien con alguien de carrasco, y si naciste en pocitos tampoco podes llevarte bien con alguien de Casavalle. El agua y el aceite no se juntan.
Agua y aceite: Nacional o Peñarol, público o privado, creyente o no creyente, rock o cumbia, progresista o retrógrada, viejos o jóvenes, zurdo o derecho.
Se terminó el diálogo. Cada uno hizo su juicio de valor.
Y empezaron las coincidencias:
Para ambos, el otro es intransigente. Para ambos, el otro no tiene memoria del pasado. Para ambos, el otro es chorro.
Todos tienen miedo. Todos tienen rencor. Todos tienen angustia de que el otro no se dé cuenta.
Y las elecciones pasarán: Los políticos habrán sacado ventajas de estas divisiones extremistas. Uno ganará y otro perderá.
Y se juntarán a comer en la misma mesa y brindar por la democracia uruguaya. Tan sana y transparente.
Y nosotros?
Volveremos a nuestras casas cansados. Unos alegres y otros angustiados. Pero todos nos sentiremos héroes sin capa por haber defendido a muerte nuestros ideales.
Volveremos a nuestras casas cansados. Unos angustiados y otros alegres. Y mientras los políticos celebran la democracia, nosotros, sus «superhéroes”, no tendremos con quién compartir la mesa. Tendremos menos primos, menos vecinos, menos amigos de toda la vida.
Y cada uno estará satisfecho porque sabía que en el fondo… Él era el portador de la verdad.
Así queremos que termine el cuento?
Que las elecciones no te vuelvan intransigente. Que no se conviertan en una masacre de relaciones.»