El niño de la esquina
Todos los días, muy cerca de la tardecita, un niño se pone la vestimenta de lubolo, toma su tambor o un estandarte o una bandera y sale a la calle.
Parado en la esquina, pasa un rato haciendo una cosa hoy y otra mañana. O pega en el parche con fuerza y ritmo o mueve cadenciosamente las banderas. No le importa si hay público que le vea. Vive en su propio mundo.
Junior tiene apenas 8 años y su principal anhelo fue tener un tambor. Su padre hizo el esfuerzo y lo compró. Desde entonces, el pequeño no vacila en vestirse como cualquier integrante de Comparsa y se muestra sin timidez en las calles del barrio.
Los vecinos le saludan con simpatía y el responde como sintiéndose dueño de esa esquina, de ese espacio, de ese momento,
Si así comienzan los grandes lubolos , seguramente Junior será muy pronto uno más recorriendo con su tambor las calles de las llamadas, porque tendrá la escuela que le dio el barrio desde donde sueña con ser artista.