El reto voluntario de recoger basura comienza a tomar vuelo en todo el mundo.

“Trashtag Challenge”, un reto viral que, a través de mostrar el antes y el después de un sitio, busca eliminar la basura del medio ambiente de manera voluntaria.

Mientras el Papa Francisco y la Organización de las Naciones Unidas se desgañitan el uno hablando de la necesaria “conversión ecológica” y la otra de medidas urgentes para evitar la catástrofe del medio ambiente en el mundo, las redes sociales muestran que, lejos del pasotismo y la indiferencia, miles de seres humanos se están tomando, individual y colectivamente, en serio el llamado al cambio.

Dentro de esta nueva lógica de convocatoria a través de las redes sociales, especialmente de jóvenes usuarios, se ha instituido un nuevo programa para enfrentar la contaminación del medio ambiente: se trata del “Trashtag Challenge”, un reto viral que, a través de mostrar el antes y el después de un sitio, busca eliminar la basura del medio ambiente de manera voluntaria.

Miles de usuarios de redes sociales han atendido este reto y están publicando imágenes impactantes en las que la naturaleza vuelve a relucir en todo su esplendor una vez que se han eliminado las bolsas, los deshechos plásticos, la basura que, por toneladas, botamos sin demasiada preocupación los seres humanos de la sociedad del consumo acelerado (e irracional).

Antes que lamentarnos porque “otros” ensucian nuestras playas, lagos, lagunas, ríos, parques, jardines, espacios públicos, selvas y montañas, a lo que impulsa el ‘hashtag’ #TrashtagChallenge es a recoger nosotros lo que los demás tiraron. En otras palabras, predicar con el ejemplo y no sumarnos, nada más, al pesimismo de la cultura de la queja, sino actuar en el entorno en el que vivimos.

Con etiquetas como #TrashtagChallenge o #TrashTag miles de personas han tomado la idea por voluntad propia y han comenzado a publicar fotos de antes y después de playas atiborradas de botellas de plástico a playas con arenas limpias y posibilidades de uso y de goce por parte de los humanos, en condiciones de dignidad. Las fotos se publican en Twitter, Instagram y Facebook o en cualquiera otra red social.

El periódico español EL PAÍS narra, por ejemplo, el caso del abogado Afroz Shah, de 33 años, que impulsó este desafío y logró que desde 2016 se recogieran unos dos millones de kilos de desechos de la playa de Versova, en Bombay (India), con la ayuda de cientos de voluntarios. El reto, que se organizó con jornadas de ocho horas diarias durante los fines de semana, contó con la ayuda del embajador de los Océanos de la ONU, Lewis Pugh, según ha informado la propia institución.

Han pasado tres años desde que inició el reto, pero hasta ahora comienza a ser popular y a motivar a jóvenes emprendedores y preocupados por el medios ambiente, el cambio climático y el calentamiento global para hacer lo que saben hacer: juntarse en tareas solidarias, moverse a través de redes sociales y garantizar, con sus manos, el futuro de sus hijos. Un futuro que no hemos sabido controlar los mayores. En algunos lugares del Uruguay, según fotografias que aparecen en las redes sociales, han aparecido adhesiones a este movimiento.

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