Jugando bajo la lluvia.

Y llegó la lluvia, tan esperada por todos, desde la gente vinculada a las actividades agropecuarias, al ciudadano común que soportó unos últimos días con temperaturas superiores a 40 grados.
En la esquina, unos niños jugaron un rato bajo la lluvia, mientras los padres los cuidaban o simplemente los miraban, no faltándoles ganas de imitarlos.
Y cuanto pagaría
por volver a la calle
a llenarme de lluvia
lo mejor de la tarde,
a sentir tantas risas
de gurises contentos
y con mis pies descalzos
de alegría empaparme.
Amigos de la infancia,
que lindo el tiempo aquel
que sin ser marinero
cada vez que llovía
lanzaba a la deriva
mi barco de papel…
jc