Llegaron ya
“6 de enero” de Eduardo Moreno, poeta y payador nacido en Durazno y actualmente radicado en el departamento de San José.
Amaneció el seis de enero,
con su dorada promesa.
Sueño de los zapatitos,
con una esperanza nueva,
sueño de alegre inquietud
y reprimida impaciencia.
Carlitos es un pequeño
que con otros niños juega.
No cabe en sí, de alegría,
cuando les llama y les muestra,
una pelota de fútbol,
sus cuatro autitos de cuerda,
y una flamante escopeta
—igual a las verdaderas—
que le trajeron los Reyes
bajando desde una estrella…
Una niña, que en sus brazos
adormece una muñeca,
les describe a los heraldos
de la ilusión siempre fresca:
“Son tres: Melchor, el más joven;
Gaspar, con su barba espesa;
y Baltasar con la piel
como la noche, de negra”.
Hay un niño que no ríe,
ni se acerca a los que juegan.
No aparta sus ojos tristes
de la flamante escopeta
de la pelota de fútbol
y los autitos de cuerda.
Tiene apenas cinco años,
y un tesoro de inocencia.
De pronto rompe a llorar.
Los conmueve su tristeza.
-“¿Qué és lo que tienes, negrito?
-“¿Por qué lloras?”. Y él contesta:
-“Es que este año me olvidaron
los Reyes. Ya no se acuerdan
de llegar hasta mi casa
porque está mamita enferma,
papito está sin trabajo,
y lo que sobra es pobreza
¿Por qué me olvidan los Reyes?
¿Por qué a mi casa no llegan?”.
Carlitos, emocionado,
hasta el negrito se acerca,
y dice: -“No te olvidaron,
se equivocaron de puerta.
Mira lo que te dejaron
en mi casa: esta escopeta,
esta pelota de fútbol
y estos autitos de cuerda!!!”.
Se le aproxima sonriente
y sus juguetes le entrega.
Dio un pedacito de su alma,
pero bien vale la pena
por ver dichoso a otro niño
que sólo tiene pobreza…
Y el negrito, mientras corre,
grita con todas sus fuerzas:
-“¡ No me olvidaron los Reyes!,
¡Se equivocaron de puerta!!!”.