Que pasa con el consumo?
El desempeño de la economía uruguaya en el segundo trimestre del año (creció 2,5% interanual) fue mejor al que esperaba el gobierno y la mayoría de los analistas. Los últimos datos oficiales muestran que el consumo privado se mantuvo como el principal impulsor de crecimiento, tras la caída de las exportaciones y el pobre desempeño de la inversión privada.
Entre abril y junio el gasto en consumo se expandió 2,5% respecto al segundo trimestre del año pasado, lo que implicó una leve moderación respecto al 2,8% del primer trimestre de 2018. De cara al segundo semestre del año este motor de la economía uruguaya enfrentará una difícil tarea para poder sostenerse.
El dólar está más caro, la inflación está arriba de 8% y el grueso de las negociaciones salariales están todavía en proceso con un mercado de trabajo que como telón de fondo luce muy deteriorado.
Durante el último trimestre el comercio mostró un crecimiento en buena medida por la venta de productos importados, pero con un dólar hasta cuatro y cinco pesos más abajo que los $ 33 actuales. Con un dólar más alto es de esperar que se vea afectado el consumo de esos bienes, según afirmó la economista de PwC, Mercedes Comas.
Por otro lado, la demora para cerrar nuevos acuerdos salariales y la suba de la inflación está afectando el poder de compra de los salarios. En los últimos 12 meses a julio el salario real se deterioró 1,5%. A ello se suman los malos datos del mercado de trabajo La última medición de julio mostro una aceleración en el ritmo de deterioro en términos de empleo.
“El consumo venía sosteniendo tanto en 2017 como en la primera mitad de año el mayor gasto de bienes importados, pero eso cambió con la suba del dólar. (…) Sostener el consumo privado en el segundo semestre encuentra varias limitaciones en un contexto donde también está complicado el escenario para las exportaciones de bienes y servicios por la situación regional y donde sigue cayendo la inversión privada”, afirmó Comas al programa Punto de Vista de Radio Uruguay.
En una línea similar, el economista de Oikos, Pablo Moya sostuvo que “con seguridad” el consumo crecerá a una tasa menor. “Ya se observa en algunos datos de comercio minorista y en las ciudades fronterizas se verifica una brusca rebaja por el diferencial de precios con los países vecinos”, dijo a El Observador el economista de Oikos, Pablo Moya.
“A ello, hay que sumarle el deterioro en los ingresos en términos reales y la baja creación de empleo. En síntesis, las condiciones son para un crecimiento, pero francamente a un ritmo menor”, añadió el experto.
En esa coyuntura complicada la confianza de los consumidores tiende también a ser más pesimista. Aunque en julio y luego de cuatro meses consecutivos de caída el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) se recuperó respecto al mes anterior, se mantuvo en zona de moderado pesimismo y por debajo del valor de un año atrás, según el último informe publicado por la Cátedra Sura de Confianza Económica del a Universidad Católica y Equipos Consultores.
“Somos en general escépticos respecto a la evolución del consumo en el tercer trimestre y también en el cuarto. Pensamos que continuará desacelerándose, pudiendo crecer a tasas muy leves y que mostrará caídas importantes en varios rubros”, dijo a El Observador el Economista Alejandro Cavallo de Equipos Consultores.
Según afirmó, el consumo de bienes durables seguirá disminuyendo. Por otro lado, indicadores del negocio retail que mide la consultora y que recogen la intención de compra de bienes no durables, como alimentos, bebidas, indumentaria y productos de limpieza, también han mostrado un deterioro a principios del tercer trimestre.
“Hay más atención a los precios y menos fidelidad a marcas. Por tanto, esperamos que la evolución de consumo de estos bienes se muestre estancada o con variaciones muy leves respecto al año pasado”, apuntó Cavallo.
Negociación lenta
La lentitud con que transcurren las negociaciones para la renovación de los convenios colectivos que vencieron en junio pasado genera preocupación en filas del Poder Ejecutivo. Así lo trasmitió esta semana a El Observador una fuente oficial. Esa situación lleva a que para el gobierno haya cobrado mucha importancia en los últimos meses mantener la inflación a raya para que sigan ancladas las expectativas de los agentes económicos a futuro.
Las autoridades quieren cerrar lo antes posible la ronda de negociación salarial y ese es uno de los principales motivos por los que se buscan frenar los efectos de la crisis argentina sobre el mercado cambiario local. Una inflación alejada del rango meta (entre 3% y 7%) complica la firma de acuerdos apegados al esquema de aumentos nominales y correctivos que propone el Ministerio de Economía y Finanzas.
Impacto en la recaudación
El menor dinamismo del consumo se refleja en los ingresos del Estado por recaudación de impuestos. Los números de la Dirección General Impositiva (DGI) muestran que entre enero y agosto lo recaudado por el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto Específico Interno (Imesi) cayó 0,4 % en términos reales respecto al año pasado.
Si se observan los datos desagregados, dentro del Imesi sobresale la caída en la recaudación por automotores que es de 16,2%. Ese comportamiento se explica por el menor dinamismo del mercado automotor. En los primeros ocho meses del año se comercializaron 5.700 vehículos menos que en 2017.
Aunque el Producto Interno Bruto (PIB) volvió a crecer, entre los analistas persiste el pronóstico de desaceleración para la segunda mitad del año y el arranque de 2019, dado que se espera un mayor impacto de la crisis argentina, por ejemplo en el terreno de los servicios.
Crédito: consumidores siguen muy cuidadosos
El mercado de crédito al consumo mantiene tendencia a estabilizarse y aunque las familias transmiten un aumento de propensión a contraer nuevos préstamos, el pesimismo y las dificultades que tienen muchos usuarios para pagar sus compromisos, determinan un freno al posible repunte del nivel de actividad en el sector.
Según el Monitor del Mercado de Crédito al Consumo que elabora la financiera Pronto! el relevamiento trimestral julio-setiembre muestra que persiste la incertidumbre respecto a las perspectivas económicas del país para los próximos meses, aunque algunas familias perciben leves mejoras.
Solo un 6% de los usuarios del mercado de préstamos para familias de sectores socioeconómicos medio-bajo y bajo de crédito consideró que mejorará la situación económica del país en los próximos cuatro meses, 43% cree que seguirá igual, 37% que empeorará y 14% no sabe.
“Los problemas en el mercado laboral con un nivel de empleo que se contrae y la compleja situación regional y su impacto en el Uruguay, derivan en una actitud de prudencia”, dice el reporte. Los consumidores siguen muy cuidadosos en sus decisiones de compra y de crédito, lo que se está reflejando en baja de ventas en centros comerciales y cadenas de supermercados, agrega.
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Entre los motivos que la gente plantea para no contraer préstamos en los próximos meses, el principal es que las personas sienten que “no necesitan” un nuevo crédito (37.5%), lo que incluso sube en el trimestre. De todas maneras, hay segmentos importantes que prefieren cancelar deudas pendientes (15.2%) o no contraer deudas (11.7%).
Endeudamiento
Al segmentar por género, se observa un endeudamiento mayor en los hombres, que en las mujeres, pero son éstas las que están incrementando su toma de préstamos.
Por edades, en los últimos meses, el rango de entre 18 a 29 años ha reducido su nivel de endeudamiento, coincidiendo con un deterioro en el mercado laboral que afecta principalmente a los más jóvenes. En sentido contrario, el rango entre 30 a 39 años ha aumentado.
Fuente: El Observador