Sus sonrisas, un guiño de esperanza
«Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivos, a estar siempre ocupado en algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea».
-Paulo Coelho-
Los medios de comunicación y la propaganda de muchos productos nos hablan en estos días de la celebración este18 de agosto del Día del Niño. Y se multiplican por todos lados las actividades destinadas a llevar un poco de alegría y consuelo a la niñez guatemalteca para celebrar la fecha con bombos y platillos, lo cual me parece muy acertado.Los niños ven la vida, afortunadamente, de una forma diferente a los adultos. Tienen muy claro que es lo más importante y prioritario para ellos y tratan de hacernos entender a los adultos que es lo que necesitan de nosotros para sentirse felices.
Los adultos vivimos inmersos en las prisas, el estrés, siempre sin el tiempo suficiente para hacer aquello que nos gustaría, siempre dejando de lado a aquellos a los que más decimos querer.
Ellos, los niños, necesitan de nuestro tiempo, necesitan que juguemos con ellos en el parque, que leamos un cuento juntos, que paseemos cogidos de la mano o que miremos una película de dibujos tumbados en el sofá y comiendo palomitas.
Ellos solo necesitan estas pequeñas cosas que tantas veces los mayores somos incapaces de darles.
Los niños ven la vida, afortunadamente, de una forma diferente a los adultos. Tienen muy claro que es lo más importante y prioritario para ellos y tratan de hacernos entender a los adultos que es lo que necesitan de nosotros para sentirse felices.
Los adultos vivimos inmersos en las prisas, el estrés, siempre sin el tiempo suficiente para hacer aquello que nos gustaría, siempre dejando de lado a aquellos a los que más decimos querer.
Ellos, los niños, necesitan de nuestro tiempo, necesitan que juguemos con ellos en el parque, que leamos un cuento juntos, que paseemos cogidos de la mano o que miremos una película de dibujos tumbados en el sofá y comiendo palomitas.
Ellos solo necesitan estas pequeñas cosas que tantas veces los mayores somos incapaces de darles.
Por eso hoy es bueno recordar lo que importa la sonrisa de un niño. Porque cada gramo de felicidad es una tonelada de fortuna para el mundo. Y es que no hay nada que nos llene más de esperanza que ver a un niño feliz y sonreír