Todo tambor

Carlos Páez Vilaró escribía:
“Solo una noche de cada año, respondiendo a la mágica convocatoria del tambor, la negritud se concentra y desfila desde el barrio Bertonasco , con la ciudad adornada por el arte y el colorido que heredó de África, por los lazos invisibles a la historia”.
Estimuladas por el cariño de la ciudad que las acompaña con emoción, “Las llamadas” del presente, son la prolongación de aquella forma que habían adoptado los negros en su pasado esclavo para reunirse.
En sus lapsos de recreación, era “llamando” a tambor batiente a sus hermanos de calvario, que lograban juntarse en familia para festejar.
Al pasar el tiempo, la generosidad del negro hizo que aquellas marchas sólo reservadas para ellos, se extendieran hermanando al blanco en su participación.
Eso permite esta aleación maravillosa que hoy se da, convocando y abrazando a las dos razas desde la piel de un tamboril.”
Y hoy es el día.
Al ritmo embriagador del “borocotó chas chas”, y a puro “piano”, “chico” y “repique”, los tambores llaman al encuentro ineludible que año tras año trasciende fronteras, razas y colores.