rosa lluvia

Lluvia… cielo gris… música lenta…
Cuántas ganas de soñar en el alma se despiertan.
Cuántas ganas de arrojar las tristezas al cielo,
ver cómo chocan los recuerdos contra el viento
y recoger en la lluvia la realidad de otro tiempo.

Cuántas ganas de regar el campo de la esperanza
con esta lluvia tan fresca, para que crezca lozana,
sin miedo a la pena de ser torturada por mentiras viejas.

Lluvia: en tus lágrimas de vida fui aprendiendo a valorar
esas cosas que se sienten, que se dicen sin hablar,
la armonía de una rosa, el misterio de pensar,
el silencio del que llora, la alegría del que da.

Por eso, aunque me quites el sol y me niegues las estrellas,
yo te agradezco, lluvia, tus blancas gotas de paz
y tu incorregible manía de inundar mi soledad.