El pato es feliz en su charco porque no conoce el mar.
No anda nadie en las calles y se siente el aroma a asado aprontándose a las brasas mientras algunas vecinas apuran unos tallarines caseros.
En la soledad de una equina habitualmente con mucho movimiento, ellos (o ellas) aprovechan para disfrutar del solcito otoñal en el improvisado estanque que dejó la última lluvia.
**Frase del título: — Antoine de Saint-Exupéry escritor y aviador francés 1900 – 194
- *Foto publicada en facebook.