CARETAS

Pôr Carlos Fariello

Los tiempos han cambiado, con ellos las costrumbres, esas que tienen que ver con la cultura popular y las fiestas que antaño se vivían con otro espíritu.

1983. Un grupo de jóvenes participando con «SOBACUDAS DEL SAUZAL».

El carnaval ha ido mutando como celebración y todas las expresiones propias de febrero se han visto modificadas, muchas de ellas para bien del mismo espectáculo que concita siempre el fervor de la gente donde sea que se encuentre.
De niños íbamos al corso y de algún modo nos involucramos en la fiesta ya sea con una careta hecha en casa o comprada a los vendedores que circulaban por la calle 18 de Julio en los momentos previos al desfile.
Y el juego con agua?, se acuerdan?
Los frascos de plástico traídos desde casa, a veces a escondidas de nuestro mayores, o los pomos que nos hacíamos adquirir en la ocasión.
De eso me venía acordando hoy cuando me entero del último desfile, el entierro de carnaval que finalmente se suspendió por mal tiempo.
Recuerdo que la fiesta alcanzaba a todas las edades, nosotros los gurises con nuestras fantasías, los mayores que salían a veces disfrazados y nos dejaban a dormir en casa de alguna tía porque después del corso se iban al baile del Teatro Español.
Los asaltos de disfraces en casas de conocidos, y las guerras de agua pidiendo antes a la policía que nos cerrara un par de cuadras para aquellos refrescantes y divertidos encuentros a baldasos.
Otras épocas inifinitamente ricas en sensaciones que guardamos todavía muchos en la memoria.