CHARRUA A DESTINO

Por Ignacio Salaberry

El charrúa con menos votación popular de la historia, hizo pata ancha en Durazno.
Alguien se preguntará viendo a estos folkloristas que ganaron su charrúa con el botox popular, qué hacen en pleno 2025 cantando «15 primaveras», ante el aplauso y el griterío de un público, no solamente mayor de edad, quiero decir, no solamente aplaudido por el público que tiene recuerdos de esos tiempos, sino también de la muchachada. Eso va, para los que vienen pensando desde hace 20 años, que el folklore es para viejos, que los viejos se van y que el folklore por ende, deja de existir.
Un teatro lleno,, una concurrida calle, un espíritu de festejos, consagraron el otrora premio tan querido y respetado.
Pese al maltrato dado por esta administración en 25 años, desde estas líneas saludo que, gracias a la colaboración de personas que esta misma administración había hecho a un lado (o mejor dicho, persona) el Charrúa vuelva a tener este último año de administración, al menos por cinco años, el respeto y los honores que le corresponden.
Los caminos se hacen de a pasos, se marcan volviendo a andar por ellos, y a medida que se los transita, se los intenta mejorar.
El camino que tenía el charrúa de oro ha sido tapado por malezas, ha sido ignorado y se han querido hacer otros caminos nuevos con la fuerza de una maquinaria, que nunca terminó de agradar al corazón del público. El público, ese ser de pies y manos múltiples y miles de cabezas pensantes y corazones resonando, que fueron de a poco dejando que los venciera «lo nuevo» pero que siempre guardaron en el mejor de los recuerdos «aquello», que dijeron se había muerto, pero que dicen que volverá.
A los tropezones se ha vuelto a recorrer la herencia, en el último suspiro de un gobierno se le ha torcido el codo. ¿Cuántas cosas tienen que pasar para que entendamos que lo nuevo no va en lugar de lo viejo? Que lo nuevo debe de ir cimentado en lo anterior, en lo que tiene fuerza, en lo que vive en el alma, eso, que recorre la sangre y nos hace temblar.
Destino San Javier, quizás el destino más raro que se podía imaginar para volver a valorar lo nuestro, pero bueno, basado en eso propongo que cada vez que el trío venga a cantar a orillas del Yí se lo presente, como «Destino Esperanza», después de todo, sólo eso puede salir de esta mezcla, hecha con un grupo que canta canciones de hace 40 años, y además las canta igual, gana un premio que menospreció alguien porque no lo había inventado él, con el empuje de algún echado, y así y todo, juntó gente una linda noche de mayo, 90 días después de un evento en el que se avisaba casi en exclusiva, que venía a cantar, un colombiano.

El folklore, tiene sus mañas.

Deja un comentario