Por Carlos Fariello

Hubo un tiempo donde Durazno acariciaba la modernización y los comercios iban poniendo su impronta en la principal calle del centro.

Una de las cosas a recordar era la iluminación de los locales comerciales, por allá por los años 60, donde se utilizaban luces de neón de varios colores. Un fino tubo de vidrio con el cual se moldeaba el nombre del comercio o de los productos que ofrecía, y por dentro circulaba gas de neón que al recibir un determinado voltaje se volvía luminiscente.

No había cartelería como la de ahora, pero dos duraznenses se dedicaron a usar el acrílico para ese rubro siendo los pioneros en la materia, los hermanos Alonso, Domingo y Adolfo, allá en su taller de la calle Ansina.

Luego ese metier lo continuó Jorge Portela.

Pero las luces de neón, sin lugar a dudas, le ponían un toque de cierto encanto a esa mezcla de publicidad e iluminación con la que los comerciantes querían destacar su actividad.

El progreso dio paso a cambios, y esas letras de colores que encendían su magia por las noches son ya puro recuerdo.

 

*Foto de la colección Aníbal Barrios Pintos (BNU)

Comercio de Ignacio Martínez. Allí estuvo el Café Sorocabana, hoy en 18 de Julio y Herrera, y actualmente es entrada del Supermercado 18.