Un buen número de amantes del canotaje cumplieron entre el viernes y hoy domingo una de las clásicas travesias.

Comenzando en Polanco del Yi, llegaron esta tarde, poco después de las 17 horas, a la zona de Playa «El Sauzal» donde esperaban los familiares y público en general.

«Cansados pero contentos» nos dijeron en su gran mayoría los «aventureros», algunos sintiendo el frió de la tardecita, porque tuvieron algunas complicaciones en la zona de la represa y se mojaron.

De todas las edades, ya están pensando en la próxima edición.

Pablo, un chileno actualmente radicado en el Uruguay, fue el afortunado ganador del sorteo de una canoa que había establecido la Organización. Esta por su parte, tuvo palabras de recordación para duraznense fallecidos que solian participan de las travesías .

«Estamos culminando una travesía por nuestro rio Yi.

Solo quienes efectuamos este tipo de aventura, sabemos el significado que la misma tiene para cada uno. El río con toda su belleza, el monte con su diversidad de colores,  y fundamentalmente, el fogón en torno al cual las palabras abundan, las anécdotas surgen y los recuerdos perduran.

El hecho de compartir un campamento fortalece el espíritu y ayuda al trabajo en equipo sin el cual la aventura de una travesía sería imposible

Cada año que realizamos una travesía, lo hacemos con la misma expectativa de disfrutar del río y de su entorno.

Y así como el agua del Yi pasa junto a nosotros y ya no vuelve, también la vida pasa para todos. El río de la vida es como el resto de los ríos, fluido, dinámico, cambiante.

Por eso seguramente, como la vida quiso, en alguna curva de las tantas del rio y de la vida, sentados en las barrancas o en las piedras ariscas y grotescas que componen este paisaje que adoramos tanto, estarán imaginariamente aquellos amigos que supieron tener el mismo cariño y respeto por esta costumbre nuestra de juntarnos todos los años y clavar los remos en el agua para devorar paisajes.

Partieron antes de tiempo. “La muerte no es una muerte total, no es el fin, sino la continuación de la vida por otros caminos.”

Y estarán siempre junto a nosotros. En un amanecer, en un fogón encendido,  en el ruido del agua jugando con los cantos rodados, en el corazón de cada uno de nosotros.

Porque en la vida, las cosas siempre pasan, como en un río»