Como ella no habrá ninguna

Cuando somos pequeños vemos en una madre a una heroína que todo lo puede, que con su fuerza nos protege y que con su sabiduría nos guía. Pero a medida que vamos creciendo nos vamos dando cuenta que no sólo todo lo puede, sino que, además, es la luz que ilumina nuestro camino.
En un momento de la vida, nos damos cuenta de que una madre también tiene sentimientos y que sufre como nosotros y, de repente, sentimos empatía por todo el daño que quizá le hayamos causado sin tan siquiera darnos cuenta de que ella, también llora. Pero sus lágrimas son de fuerza, valentía y coraje… Unas lágrimas que sin duda deben ser consoladas con el amor incondicional de sus hijos.
Su experiencia le hace tener sabios conocimientos acerca de la vida, sin necesidad de tener una carrera ni de haber estudiado un máster. Su inteligencia es la más valiosa que existe para nuestros corazones de hijos. Ella sabe cómo llevarnos a la felicidad en el momento más oscuro y también sabe perfectamente cómo reconfortarnos en los momentos más complicados.
De niños sus lágrimas no las entendemos y de adultos nos preocupan, porque sabemos que en un tiempo ella lo era todo para nosotros, pero ahora comprendemos que somos nosotros quienes formamos su mundo y que ella, es el centro de nuestro universo. Una madre es amor, un amor puro que todo lo puede.
Porque madre solo hay una y como ella, no habrá ninguna.
No hay mayor refugio que los brazos de una madre, Gabriela Mistral escribió un poema denominado Caricias, en donde plasma la imagen de una madre que besa, cuida y protege a su hijo entre sus brazos.
Caricias
Madre, madre, tú me besas
pero yo te beso más y el enjambre de mis besos
no te deja mirar.
Si la abeja se entra al lirio no se siente su aletear
cuando escondes a tu hijo ni se le oye respirar
Yo te miro, yo te miro sin cansarme de mirar
y qué lindo niño veo a tus ojos asomar.
El estanque copia todo lo que tú mirando estás
pero tú en las niñas tienes a tu hijo y nada más
Los ojitos que me diste me los tengo que gastar
en seguir por los valles, por el cielo y por el mar.