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En un día tan especial como el Día de la Madre, no hay forma de evitar que nuestros pensamientos se dirijan a la persona que nos dio la vida y nos cuidó con tanto amor y dedicación.

En este día, en honor a la memoria de mi madre, quiero compartir cómo su presencia en mi vida ha sido tan influyente y significativa, con la seguridad de que muchos de nuestros lectores tuvieron en su madre un ser tan similar como especial y que esta historia también la vivieron.

Desde el primer día, mi madre siempre estuvo a mi lado, ahí al pie de la cama, vigilante y protegiéndome en cada paso del camino. Ella fue mi mayor defensora, mi fan número uno, nunca permitió que me conformara con menos de lo que podía ser. Todos mis logros se los debo a ella, siempre tuvo una fe inquebrantable en mí.

A pesar de que mi madre no había tenido la oportunidad de estudiar más allá de algunos años escolares, comprendió profundamente que la educación era la llave para liberarse de la pobreza. Desde que era pequeño, me enseñó que solo a través del estudio podía alcanzar mis metas, me transmitió su amor por los libros. Si me encontraba sin hacer nada, me alentaba a leer, revistas y/o libros, sin importar las materias y le encantaba mis lecturas en voz alta (que importante lo fue para mi futuro).

Mi madre también me enseñó valores y principios que han sido fundamentales en mi vida.

Me inculcó el respeto por la propiedad ajena, y me enseñó a valorar el trabajo y el esfuerzo de los demás. Nunca permitió que tomáramos cosas que no eran nuestras, siempre nos hacía dejarlas donde las encontramos.

Me enseñó que lo más importante no es lo que tienes, sino quién eres como persona, me enseñó la importancia de ser amable, respetuoso y agradecido con los demás, y siempre me instó a expresar mi gratitud y a saludar a la gente con frases como «gracias», «buenos días», «buenas tardes» o «hasta luego». Incluso si nos encontrábamos con alguien conocido en la calle y no lo saludábamos, ella nos obligaba a hacerlo, ya que para ella era fundamental demostrar respeto y consideración por los demás.

La vida de mi madre fue como un partido de fútbol en una cancha inclinada y con la hinchada en contra.

Vivió en una época en la que la discriminación y el racismo eran moneda corriente y donde era muy ancha la separación entre el pobre y el rico.

Vivió tiempos de terrorismo, inflación, hiperinflación, escasez y muchas otras dificultades y todo ello lo enfrentó con valentía y determinación. La vi llorar de impotencia y rabia, pero nunca la vi derrotada ante los problemas, siempre encontraba una solución. Ella fue mi maestra en la escuela de la vida.

Ahora a la distancia veo que la revancha de mi madre con el destino era ver a sus hijos gente de bien, rescatados de la pobreza, que escapáramos de las dificultades que ella enfrentó en su vida, no por ella, sino por nosotros, eso es el amor puro de madre.

Cada paso que doy en mi vida es por ella, para honrarla y hacerla sentir orgullosa. Espero no estar defraudándola y estar a la altura de los sueños que tenía para mí.

Estoy convencido de que mi madre, desde el cielo, tuvo algo que ver con lo que soy y lo que son mis hermanos.

En este día tan especial, hagamos honor a todas las madres que, con su incansable trabajo, se esfuerzan día a día por brindarles a sus hijos un futuro más próspero. Celebremos su valentía y perseverancia, pues ellas tienen una responsabilidad fundamental: educar y criar a los futuros líderes y ciudadanos de nuestro país, para un mundo mejor y más justo para todos.

Que Dios bendiga a todas las madres del mundo y les conceda la fortaleza y sabiduría necesarias para sacar adelante a sus familias. ¡Feliz Día de la Madre!