Bicentenario de la orden general del 15 de mayo de 1825

Por el Lic. Oscar Padrón Favre
Luego de dejar instalado el sitio a Montevideo, Lavalleja y Rivera se dirigieron hacia el centro del territorio, llegando el día 10 de mayo a la Villa del Durazno. En los siguientes días firmaron allí, de manera conjunta, una serie de documentos. Entre ellos se destaca la Orden General del 15 de mayo, resolución de singular importancia en esos momentos. Con ella se buscaba dar una señal inequívoca de que se trataba de un movimiento de emancipación orientado por un sentido de orden. Se tenía la total decisión de no tolerar los abusos que se habían dado de manera generalizada en la anterior etapa revolucionaria. Por eso comenzaba la misma diciendo: “La experiencia ha manifestado desgraciadamente en otras épocas, que en la revolución las pasiones se desenfrenan, y los malvados se aprovechan en estos momentos para cometer los delitos de deserción, homicidio, estupro y latrocinio…”. En consecuencia, se establecían severas sanciones para quienes alteraran el orden.
A esa Orden General del 15 de mayo se le dio la mayor difusión en todas las poblaciones y unidades del ejército en formación. Incluso se publicó en la prensa de Buenos Aires (cuya copia publicamos), mereciendo elogiosos comentarios: “El espíritu decidido de ella es contribuir eficazmente a que los orientales vean en los patriotas, que han tomado sobre sí un empeño tan digno, sus libertadores y amigos, y no los destructores de sus fortunas y vidas”.
En su Bicentenario recordamos estos hechos, que han recibido menor atención por la historiografía tradicional.