Fue en Carpintería
La Batalla de Carpintería ocurrió junto al arroyo del mismo nombre, en Durazno, el 19 de septiembre de 1836 entre el ejército leal al gobierno de Manuel Oribe, y las fuerzas revolucionarias del General Fructuoso Rivera, aliado con los unitarios exilados en el Uruguay al mando del General Juan Lavalle.
En esta batalla, las tropas de Oribe se distinguieron usando unas vinchas blancas, en las cuales inscribieron el lema “Defensores de las Leyes”. Las tropas de Rivera usaron como distintivo una vincha hecha con el forro de los ponchos, que era de color rojo. Anteriormente los liberales uruguayos usaban divisas celestes, pero con el tiempo se desteñían, tornándose casi blancas, por lo que se cambió el color al rojo. Allí nacieron las “divisas” de los “blancos” y los “colorados”.
Recordando este hito histórico, nos permitimos reproducir un texto de La Red 21, que ubicándose en el momento del hecho, redacta la información simulando la presencia de un Corresponsal en el lugar.
9 de setiembre de 1836 – La Red 21
Las tropas del Ejército regular leales al Presidente de la República infligieron hoy una severa derrota a los rebeldes comandados por el general Fructuoso Rivera, quien se ve obligado a huir y refugiarse probablemente en Brasil.
Desde que en enero pasado don Manuel Oribe (presidente constitucional del joven Estado Oriental) suprimió el cargo de Comandante General de la Campaña, que ocupaba Rivera, el ambiente político se ha vuelto cada día más tenso. Ese acto de gobierno fue percibido –no sin acierto– por la mayoría de los paisanos fieles a Rivera como un gesto inamistoso hacia éste. “El gobierno se ha sublevado contra don Frutos”, fue la expresión de un paisano dispuesto a combatir al lado del caudillo. A partir de entonces, todos esperaban una rebelión contra el gobierno legítimo, hecho que se produjo el pasado 16 de julio.
El 10 de agosto un decreto del Poder Ejecutivo impuso a todos los funcionarios la obligación de lucir en lugar visible un cintillo blanco con la inscripción “Defensores de las leyes”. Los sublevados adoptaron una cinta de color celeste (tomado de la escarapela nacional) que luego cambiaron por el rojo del forro de bayeta de los ponchos patria.
Con estos distintivos, los dos ejércitos –gubernamental (blanco) y rebelde (colorado)– se enfrentaron en las cercanías de este paraje conocido como Carpintería.
La derrota de los rebeldes significa algo más que el triunfo militar del ejército gubernista: es el afianzamiento de las instituciones y el imperio de la Carta Magna, según la percepción de algunos políticos alineados con la defensa de las leyes y del orden.
No obstante, la impresión recogida por nuestro corresponsal en una pulpería de San Pedro del Durazno es de que don Frutos no piensa renunciar a sus intentos de derrocar a Oribe, y que su huida hacia Rio Grande no es más que una retirada estratégica que le permitirá sellar acuerdos más sólidos con los farrapos y con los unitarios porteños. Si esto ocurre, la rivalidad entre dos caudillos orientales podría derivar en un conflicto internacional de consecuencias impredecibles.
Agreguemos que el 19 de setiembre de 1986, al conmemorarse 150 años de la Batalla, se realizó un gran acto junto a la Ruta 100, descubriéndose placas recordatorias y haciendo uso de la palabra Wilson Ferreira Aldunate.
Fotos: Jesús Correa y Claudio Valdez