Lo que uno ama en la infancia se queda en el corazón para siempre.
Cuántas veces entre las prisas, lo que se ha de hacer, se pierden otras perspectivas que ayudan verdaderamente a llenar nuestra alma, a mirar al otro, acogerle, compartir un pequeño momento.
Menuda lección es admitir no solo el detalle sino esa pequeña alma que está teniendo un gesto de cariño.
Que, en nuestras vidas, lo esencial sea visible a nuestros ojos.
Frase del título: Jean-Jacques Rousseau).