Que el ruido no nos oculte el verdadero sentido de la fiesta

NAVIDAD FARIELLO

Por Carlos Faariello

Seguramente en estos días se da una mezcla de cuestiones y costumbres paganas con el espíritu que anida en muchos de renovarse y sentirse felices. Un sincretismo que mezcla tradiciones y valores con iconos y clichés consumistas, desde los arbolitos y el rojo y barbado gordito de Coca Cola al reguetón y otras músicas un tanto ininteligibles que acompañan este clima de fiesta.

Está última es precisamente la palabra que quiero recordar.

El vocablo fiesta es de origen latino, festa (forma plural de festum),  viene de festus (festivo) y aparece muy pronto en las lenguas romances. Comparte la raíz léxica de ‘feria’, con el significado de día festivo.

Tenemos entonces un periodo de una semana que reune dos celebraciones, llamémosle sociales, las fiestas de 25 de diciembre y 1 de enero con sus fechas previas 24 y 31, respectivanente

En este entramado de algarabía y buenos deseos  está  una exacerbación del consumo tirando a descontrol injustificado.

En un país laico, donde muchos de sus habitantes no saben su significado, la Navidad pasa desapercibida entre un ruido insoportable que deja la ignorancia.

No soy purista pero tampoco me afilio a ningún mamarracho decadente y desprolijo como arrancar de cuajo el ya viejo calendario para subirse a uno nuevo.

Como creyente respeto, primero a mis congéneres que desde la fe pensamos el futuro y colaboramos en forjar una idea de cambio para el mundo, y en segundo lugar soy resiliente con aquellos que desde la ignorancia dan felicitaciones sin conocer bien la razón.

No soy fanático, pero me vuelvo uno de ellos, cuando veo que se confunde una fiesta muy importante con el engendro batllista que no nos vuelve más cultos sino mas pobres.

Recordar el nacimiento de un hombre judío y sencillo que vino a mostrar la realidad y proponer una mirada de la vida y de la ética, es un acto que no necesita de estridencias sino de un corazón sincero y tolerante, humano y solidario con todo el dolor que aún habita en el mundo.