Artigas hoy
Una reflexión válida para estos tiempos políticos que vivimos
En un mes tan especial como lo es la fecha del nacimiento de nuestro prócer nacional José Artigas, y el comienzo de una campaña electoral en la que predomina en las distintas preferencias episodios de confrontación poco comunes de otras elecciones internas, lo primero que uno se pregunta es si de este compromiso que deben asumir los representantes del pueblo, son ellos los beneficiados o si es el pueblo mismo el que espera en el justo reclamo de sus derechos, el cumplimiento de muchas de sus aspiraciones mantenidas en silencio.
Al decir de aquella frase de Artigas el 9 de Abril de 1815 “No hay que invertir el orden de la justicia. Mirar por los infelices y no desampararlos sin más delito que su miseria. Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana”
Seguimos creyendo que ninguna otra frase es más apropiada para referirse al verdadero sentido de la democracia, es decir, el “gobierno del pueblo y para el pueblo” por encima de cualquier otro interés personal.
La finalidad de este enfoque no es otro que resaltar en esta significativa fecha, la figura del genio y la visión, su clara contextura moral e ideológica, su fe y grandeza entre los amantes de la libertad en la escena rioplatense y por sobre todas las cosas, el más grande republicano de estas latitudes, ejemplo en las luchas por la independencia.
No se encuentra en toda la historia continental quien haya sido tantas veces vencedor habiendo muerto para muchos, derrotado. De ahí la necesidad de ubicarlo en este contexto de la Revolución Americana que por años, lanzado al río de la historia supo de embates y furias de las corrientes que habrían de arrastrarlo lo suficientemente lejos para que ya en su exilio, nada de él, pudiera ser trasmitido al futuro.
Se equivocaron si creyeron de su alejamiento. Si grande fue en la acción y en el pensamiento, si grande lo fue en la victoria de 1811 como en la derrota de 1820, si incomparable fue en la humildad, lo fue en dimensión jamás igualada, de sus más puros principios de igualdad, en la que su espada no supo de manchas ni de claudicaciones.
Todavía queda mucho por hacer desde las escuelas con nuestros niños y la misma sociedad para que esta fecha no quede desapercibida y «la pública felicidad» – favorezca sin otro interés, a los que más sufren pobreza, hambre, marginación y desamparo en la soledad de sus justas aspiraciones.
Será necesario que todos los uruguayos, que somos orientales y levantamos nuestros símbolos en los distintos escenarios del mundo, sigamos siéndolo en nuestros corazones, con este Artigas, no el de las estatuas y los mitos, sino el del hombre que evoca a cada instante, el desafío de un sendero más feliz y próspero para este pueblo oriental.
Autor: Dr.Mario Marenco
Presidente del Centro Latinoamericano De Desarrollo, (CELADE) y Miembro de la Academia Mundial de Educación. Ministro del Parlamento Internacional de Educación