El periodismo se yergue altivo en un mundo tan competitivo como el que vivimos.

El periodismo es una profesión vocacional. Siempre se dice. Y es así. Nace del corazón de una persona que solo quiere contar la verdad, contar una historia y visibilizar una situación, un momento, una injusticia para que, de algún modo, pueda cambiar y el mundo ser mejor. Y ha sido así durante siglos, ya que se puede decir que el periodismo lleva cientos de años con nosotros.
Tanto es así, que se podría decir que los juglares, aquellos que se encargaron de difundir las aventuras, hazañas y conquistas de héroes, fueron también intrépidos periodistas, aunque algunas veces sus historias tenían ciertos tintes fantásticos producto de la difusión oral del mensaje.
Los periodistas tienen la importante responsabilidad de informar, educar y mantener informada a la población sobre los acontecimientos locales, nacionales e internacionales. Y la verdad es que es una profesión bonita, de la que se aprende mucho y que tiene muchos beneficios, al menos para el que la ejerce, aunque también los ciudadanos, los lectores, los oyentes, salen beneficiados de nuestro trabajo.
Comencé muy joven a recorrer el camino de la comunicación y con el tiempo he comprendido que uno de los beneficios más significativos de ser periodista es tener la capacidad de ser la voz de la sociedad. Los periodistas actúan como intermediarios entre el público y el poder, proporcionando información imparcial y análisis sobre una amplia gama de temas.
Esta capacidad de informar y educar a la población es fundamental para el funcionamiento de una sociedad democrática, ya que ayuda a mantener a los ciudadanos informados y capacitados para participar en el proceso político. Hay que recordar la frase popular de “la información es poder” y se puede aplicar a todas las áreas.
Los nuevos periodistas
Es importante que los que deciden abrazar la tarea periodística entiendan que más allá de una buena voz, la imagen y facilidad para la redacción, es fundamental enseñar la verdad, lo que está sucediendo de una manera objetiva, sin pretender cambiar la opinión sino solo intentar inculcar el espíritu crítico que tanta falta hoy en día. A los futuros periodistas me permito recomendar que nunca dejen de prepararse y de estudiar temas que les interesan.
El periodista del interior es multifacético. Tiene que saber de todo, y eso es uno de los grandes beneficios de ser periodista. Los periodistas pueden abarcar cualquier tipo de tema, desde política, hasta economía, cultura y deportes.
Esta variedad asegura que cada día en el trabajo sea único y emocionante, con la posibilidad de aprender algo nuevo en cada intervención independientemente de los años que se tenga haciendo periodismo.
Quisiera finalizar esta reflexión saludando y agradeciendo a los colegas que, muchas veces en silencio y con sacrificio, siguen buscando la verdad con honestidad y respeto.
Su servicio es indispensable para la democracia, para la justicia y para la convivencia ciudadana.