Es hoy pero dejamos para el lunes…

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Hoy, Uruguay conmemora un hito fundamental en su historia: los 200 años del desembarco de los 33 Orientales. Un evento que no solo marcó el rumbo de nuestra independencia, sino que consolidó el sueño de una nación libre, soberana y unificada.

El 19 de abril de 1825, bajo la visión de Juan Antonio Lavalleja, un grupo de patriotas, que venía del exilio, desembarcó en las costas de la histórica isla de Oriental para tomar las riendas de una causa que definiría el futuro del territorio.

A dos siglos de aquel 19 de abril de 1825, el eco del desembarco de los 33 Orientales sigue resonando en la memoria colectiva del pueblo uruguayo, pero, como coincide con el asueto de turismo, la fecha será recordada oficialmente en Durazno este lunes, simplemente con la colocación de una ofrenda floral al pie de la estela ubicada a la entrada del camping. Muy poca cosa.

Un acto por cumplir, adaptado a la comodidad de sus organizadores.

No se trata solo de recordar una hazaña militar, sino de comprender el coraje, la visión y el compromiso de un grupo de hombres que pusieron todo en juego por la libertad de su tierra. Su legado no vive únicamente en los libros de historia o en las estatuas que adornan plazas: vive en los valores democráticos, en la defensa de la soberanía y en la construcción cotidiana de una patria más justa.

El desembarco de los 33 Orientales no solo marcó un punto de inflexión en la lucha por la independencia, sino que sembró los cimientos de la identidad nacional uruguaya. Su gesta representó la unión de voluntades diversas por un bien común: la libertad del pueblo oriental y la recuperación de su soberanía.

El legado de aquellos hombres trasciende lo bélico. Encarnaron valores como la valentía, el compromiso patriótico, la resistencia frente a la opresión y la capacidad de organizarse colectivamente frente a un enemigo poderoso. Su acción inspiró el espíritu republicano que caracterizaría a la futura nación uruguaya.

Conmemorar hoy es también comprometernos con el futuro, con la responsabilidad de mantener viva esa llama de independencia que encendieron hace exactamente 200 años.