La voz de un siglo

Tuvimos la suerte de conocerla y de presentarla. La primera vez, en el 2º Festival de Durazno. Amalia había dejado de cantar hacia unos meses y volvió a hacerlo precisamente en nuestro Festival (después continuó hasta 1985). Parada, en el medio del escenario, con una sencillez innata, parecía que apenas abría la boca, pero salía de su garganta una voz única, insuperable y cautivante, que hizo que se le galardonara con el “Charrúa de Oro”, siendo la primera artista uruguaya que ganó la estatuilla creada por Juan Morra y que hoy lleva el nombre de su autor.
«Cantante sin igual, admirada por referentes y musa inspiradora del sonido de cuatro guitarras que se convirtió en marca registrada de Alfredo Zitarrosa, fue, o más bien es, la cantante mujer más importante en la historia del folclore uruguayo.
Los avatares de la época que se vivieron en esos tiempos, hizo que Amalia no tuviera la difusión que si obtuvieron otros artistas de la época.
La referencia personal vale porque Amalia de la Vega sigue siendo, para la mayoría, un secreto. Para algunos de los lectores, para melómanos, para músicos y productores y gestores, e incluso para periodistas: hay muchos, todavía, que desconocen quién fue y por qué es importante esta artista que hoy 19 de enero hubiera cumplido 100 años.
Por suerte, en el Uruguay que parece que todo lo olvida, el centenario de la melense será resaltado este año por el Ministerio de Educación y Cultura, que editará un álbum en su honor, uno de los lanzamientos discográficos que más expectativa debería generar este año. El material reunirá a 12 cantantes uruguayas, quienes reinterpretarán en distintos estilos el legado de una compositora que dejó muchas músicas de su autoría, y escasísimas letras.
Amalia de la Vega nació María Celia Martínez Fernández en el mismo departamento de Juana de Ibarbourou, la poetisa a la que supo musicalizar más de una vez, y su historia es de esas que Hollywood tan bien ha sabido contar.
Porque aunque abría la boca y deslumbraba a quien la estuviera escuchando, por su excelencia técnica y por la sensibilidad y firmeza en su forma de decir, a De la Vega no le gustaba que la vieran cantar.
Cantaba en las radios —en El Espectador primero, en Carve después—, pero prefería las audiciones a puertas cerradas antes que estar frente a la fonoplatea.» (Fuente : Sábado Show» – EL PAIS)
Cuando el Festival de Durazno cumplió 25 años, fue invitada y estuvo sobre el escenario. Con casi 80 años reconocía con sus respectivos nombres, a cada uno de los duraznenses que habían estado desde la organización en las oportunidades anteriores, con una memoria increíble y un cariño similar para nuestro evento que, años más tarde, erigiría un busto a su memoria, obra de Juan Despaux, en el Parque de la Hispanidad.
Si llegó hasta acá con la lectura y todavía no la escuchó, vaya, busque por ejemplo “Tristeando”, y deje que su voz haga el resto del trabajo.
Y después me cuenta.
Por Jesús Carlos Correa

Amalia con Atahualpa Yupanqui y Santiago Chalar