Una verdadera madre puede llegar a sufrir, pero nunca abandona a sus hijos.

madres malas

Lo conozco desde niño, porque lo vi crecer junto a mis hijos, con quienes solía intercambiar sus juegos y diversiones y muchas veces compartió la mesa familiar.

Y como los míos, ese hijo de la vecina creció, se hizo adolescente y a pesar de su inteligencia y estudios, se vio de pronto solo, en una especie de cruel abandono de su propia madre y sus hermanos.

Más allá de las razones, si la madre deja de ocuparse de él y darle los cuidados necesarios, lo está abandonando. Abandono físico, pero también puede repercutir en el área psicológica. “Un padre o madre que no lo atienden y le dan apoyo de tipo emocional, afecto o le acompañan, también le están abandonando.”

Realmente un joven que siente el abandono por parte de una madre, necesitará mucha ayuda para sobrellevarlo.

Los tipos de abandono, van desde dejarle en la puerta de un hospital, con una vecina y no ponerse en contacto con él durante tiempo, no atenderle, no procurarle alimentos ni darle cariño durante tiempo, no preocuparse por si necesita algo, no visitarle donde esté.

Y J. cuando más necesitaba del apoyo familiar, se sintió solo, con déficit de afecto, inseguridad, baja autoestima, baja autoimagen.

Como sociedad solemos juzgar sin conocer y cada caso tiene una historia detrás. La historia de los últimos días para J. indica que le desalojaron de su propia casa y le internaron en un sanatorio para el tratamiento siquiátrico, sin contacto, en una medida de origen familiar digitada telefónicamente.

Demasiado castigo, para quien en realidad más que nunca necesitaba otro tipo de remedios que no se compra en una farmacia.

Hoy, algunos vecinos reparten puerta a puerta por el barrio una hoja escrita con pocas palabras pidiendo una oración por J.

Porque lo conocen, lo han tratado, en muchos casos ayudado a enfrentar su particular situación y por que están seguros que donde está hoy, no es el lugar indicado para la rehabilitación que necesita.

Ojalá que sirva de algo, que se levanten más voces, aunque en realidad habría que escuchar la voz de la sangre.