Foto de 1915 de Carlos Scaffo y su mamá Elena Bonfrisco.

Nacido el 15 de setiembre del año 1909, en el departamento de Durazno, pasó parte de su juventud en la capital.

En 1929 publica su primer libro de poemas «El Astro de los Vientos» y en 1935 surge a la luz su obra maestra, «El Ser», expresión máxima de la poesía metafísica.

En 1940 vuelve a Durazno para volcar en él todo su talento, su genio y sus estudios, para ser profesor de filosofía y de literatura en su departamento, para escribir allí obras muy importantes como, para enseñar a toda una generación de alumnos del liceo departamental instituto Rubino como profesor de literatura -cargo que ejerciera a lo largo de casi 40 años- es posible añadir las distintas asignaturas ejercidas en el Instituto Magisterial de Durazno (que hoy lleva el nombre de «Maria Emilia Castellanos de Puchet»), tales como «Filosofía de la Educación», «Psicología», «Lógica», «Pedagogía», «Historia de la Filosofía» y «Lenguaje» que nos dan idea de la vastedad de sus conocimientos y versación.

Sus libros «Hombre y Lenguaje» y «Permanencia y Proceso en el Lenguaje», se transformaron en verdaderos textos de estudio para los estudiantes de los Institutos Magisteriales, hasta que fueron prohibidos por la dictadura. Su amor por la docencia, no sólo expresado en las aulas y en el contacto humano cotidiano con sus alumnos. sino también en la vasta labor literaria desplegada por el Profesor Scaffo la que se, puede resumirse en un solo hecho: durante 30 años ejerció la docencia en forma totalmente honoraria a nivel del Instituto Magisterial de Durazno, cuyos cuadros docentes integrara desde su creación en 1940. El humanismo de don Carlos Scaffo, lejos estaba de ser algo meramente contemplativo: el hombre, centro de su universo, era un ser en permanente actitud de lucha y de servicio.

La propia Historia era para él una «lucha contra los prejuicios» de una sociedad dada, y el hombre era el centro de esa lucha. Nada refleja tanto esta actitud vital de don Carlos Scaffo, como la frase que él ideara para el escudo duraznense, que dice: «En pensamiento me centro y me descentro en labor». En esta frase, cuyo doble contenido explicara el propio Scaffo «por un lado, el hombre, el individuo, y por otro, su acción creadora hacia la colectividad» se resumía lo que para él era la verdadera esencia del hombre en una sociedad democrática.

Finalmente, y sin pretender ni mucho menos agotar la caracterización de un hombre de tan altos valores, digamos que don Carlos Scaffo fue un duraznense de ley, profundamente aferrado a la tierra que lo viera nacer y donde fundara su hogar y nacieran sus hijos.

Por permanecer en su ciudad, desdeñó los más diversos ofrecimientos: rechazó cargos de docente tanto en la Facultad de Humanidades y Ciencias, como en el Instituto de Profesores «Artigas»; rechazó cargos de dirección en varios liceos de la capital; rechazó, también, becas de perfeccionamiento en el viejo continente. Al único cargo al que legítimamente aspirara -el de director del Liceo de Durazno «Miguel C. Rubino»- y en el que fuera designado por el Consejo Interino de Secundaria en el año 1971, hubo de renunciar por acción de una intolerancia que deseamos nunca vuelva a expresarse en el país. Fallece el 25 de junio de 1987, en Durazno su ciudad natal.

Extractado de la pagina web del Palacio Legislativo.

Sesión ordinaria, Homenaje de la Cámara de Senadores

del 7 de julio de 1987