Violador a prisión

La víctima tiene 25 años y discapacidad. Él tiene 76 años y la embarazó dos veces. Los vecinos sabían de esto y no lo denunciaba.
Él tiene 76 años y ella 25. Son tío y sobrina. Él comenzó a abusar de ella cuando tenía 12. Ella comenzó a vivir con él, “entregada” por su madre, a los 15. Él la embarazó dos veces y la tenía totalmente sometida. Finalmente, ella se cansó.
La Justicia de Durazno condenó a nueve años de prisión para A.B.H. por reiterados delitos de violación.
Según el petitorio de la fiscal María Sigona, la víctima, siendo todavía una niña, “fue entregada por su madre a su tío para que sea la pareja de éste, a cambio de dinero y alimentos para su progenitora”. Ella entonces tenía 15 años, aunque los abusos databan de tres años antes.
El documento fiscal, en uno de sus momentos más crudos, establece que el primero de los abusos ocurrieron cuando ella no había tenido su primer ciclo menstrual. Lo que comenzaron siendo abrazos y manoseos terminaron en relaciones sexuales.
Ella nunca consintió esas relaciones sexuales, que se extendieron hasta junio de 2018. Sin embargo, era tal el miedo que tenía que manifestaba al exterior de la pareja que el vínculo era consensuado. Él nunca usó ningún mecanismo de protección, por lo que su tío materno también es el padre de sus dos hijos, una niña y un varón, de 9 y 4 años.
La joven, además, recibía una pensión del Banco de Previsión Social (BPS) por incapacidad relativa. “Aunque no estaba declarada incapaz, ella tenía un retraso”, la fiscal Sigona. “Pero ella estaba capacitada para entender lo que pasaba”, agregó.
Ella lo entendía y él –un hombre al que la fiscal definió como “lucido”- también. Los vecinos de ellos, que vivían precariamente en un ómnibus abandonado en la planta urbana de Durazno, también, pero callaban.
“Era un secreto a voces lo que pasaba”, dijo Sigona. “Y el hombre no buscó muchos justificativos para su accionar. Lo tenía bastante naturalizado. Incluso admitió que el hecho le costó una distancia con sus hijos mayores (estaba divorciado), que no aceptaban su conducta”, añadió.
Por su puesto, el hombre –además de ejercer violencia psicológica- administraba la pensión que obtenía su sobrina, lo que no hacía sino acentuar su dependencia.
La denuncia
A mediados de 2018, ella lo denunció por violencia doméstica, apoyada por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides). A través de un proceso abreviado, el hombre fue condenado a una pena mixta de seis meses de prisión domiciliaria y seis meses de libertad vigilada por violencia doméstica especialmente agravada por cometerse hacia una mujer, hacia una discapacitada y en presencia de menores de edad.
Tanto ella como sus hijos pasaron a ser asistidos por el Mides, lo que permitió el siguiente paso judicial, que fue desnaturalizar la situación de la que había sido víctima.
La muerte de la madre de la joven, el año pasado, fue otro desencadenante. Ella siempre dijo que no había querido denunciar lo que pasó para que esa mujer no fuera presa.
Fuente: ECO