Jorge Cafrune: una muerte nunca aclarada.

Santiago Chalar cantando junto a Jorge Cafrune.

El 1º de Febrero de 1978 , Fallece Jorge Cafrune, uno de los cantores de folklore más populares de su tiempo, figura icónica e idolatrada del canto nativo del Río de la Plata. en un fatal accidente ocurrido a la altura de la localidad de Benavidez, Partido de Tigre, Provincia de Buenos Aires. 

Eran tiempos difíciles para la Argentina, ya que el gobierno democrático de Isabel Perón había sido derrocado y estaba en manos de la dictadura militar encabezada por Jorge Rafael Videla. A diferencia de otros artistas comprometidos, que se exiliaron cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, Cafrune reconocido por su afinidad al Peronismo, decidió quedarse y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: cantar y opinar cantando y haciendo.

Fue así que en el festival de Cosquín de Enero de 1978 cuando su público le pidió una canción que estaba prohibida, “Zamba de mi esperanza”, Cafrune accedió argumentando que «aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar». Según un testimonio de Teresa Celia Meschiati, eso fue demasiado para los militares, y en el tristemente célebre centro de concentración clandestino cordobés de La Perla, el entonces teniente primero Carlos Enrique Villanueva, opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.

El 31 de Enero de 1978, a modo de homenaje a José de San Martin, Cafrune emprendió una travesía a caballo para llevar a Yapeyú, lugar de nacimiento del libertador, tierra de Boulogne-sur-Mer, lugar de su fallecimiento. Esa noche, a poco de salir, fue embestido a la altura de Benavidez por un rastrojero (camioneta) conducida por un joven de 19 o 20 años, Héctor Emilio Díaz. Cafrune quedó demasiadas horas tirado en la ruta con las costillas incrustadas en los pulmones, falleció ese mismo día a la medianoche.

Si bien se cree que se habría tratado de un asesinato planificado por parte de la Dictadura Militar, el hecho nunca fue esclarecido completamente y quedó sólo como un accidente.

Yamila, junto al monumento a su padre entronizado en Cosquín, Córdoba.

Cuando su hija, Yamila Cafrune, vino por primera vez al Festival de Durazno, por entonces en el Estadio «Landoni», en una nota que le ralizamos para nuestro programa de entonces, «Canta Durazno», le preguntamos sobre la muerte de su padre. Categóricamente nos dijo: «Lo mataron».

Y agregó:  «Cafrune que era un cantor del pueblo; que lo representaba cantando las miserias que pasaba su gente; que se juntaba con la paisanada y les cocinaba, en la ruta, a los empleados de Vialidad Nacional; que iba a los hospitales de tuberculosos y de niños, sin que nadie se lo pidiera, solo por el hecho de ser cantor nacional y popular!”

Y concluyó: «Mi padre fue y seguirá siendo un cantor amado y respetado por el pueblo, por su pueblo, porque se la jugó arriba y abajo del escenario. No por interpretar canciones que les gustaran a todos. Nunca cambió “calidad” por “cantidad” de aplausos…».