Un homenaje a los literatos del gol.

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Tucho Méndez subía a los tablados que se levantaban en Plaza Independencia, lo de Aveliano, La colmena, La Amarilla y otros tantos, y solo, con una lata que hacía de micrófono en la punta de un palo , relataba a lo Solé los goles de Maracaná.

Este miércoles, mientras miraba jugar a las selecciones rojas, se mezclaban a mi espalda varias voces, distintas todas, de los relatores de fútbol de hoy.

Y aunque también hemos incursionado por esa experiencia, me permito recordar que estos colegas pertenecen a un grupo de profesionales de la radio que aprovecha la excusa de los partidos para llenar de pasión y dramatismo los oídos de los hinchas.

Son capaces de sobresaltarnos con una pequeña inflexión en la voz. El dramatismo de su tono puede ser el prólogo a la alegría desbordada, el llanto irremediable o incluso una discusión acalorada con los vecinos. Casi como un interruptor emocional, las palabras pesimistas de ellos son motivo de corazones aplastados, y sus gritos apasionados, la garantía de un fin de semana soleado más allá de la meteorología.

Los hay con matices y vocabulario diferentes, más o menos formales, cercanos al radioteatro o a la antigua tradición de los juglares. Lo cierto es que son verdaderos practicantes de un oficio a mitad de camino entre el periodismo deportivo y la literatura, que acuden a las más nobles estrategias del lenguaje para atrapar nuestra atención –y nuestras emociones– cada vez que rueda una pelota de fútbol.

“El Tucho” también lo fue, en su mundo, a su manera, un personaje que pasó a la historia por transmitir partidos… inventados por él.

Por eso la caricatura de Cacho Burgues para recordarle en homenaje a los literatos del gol…y a Pablo.