Y quedó las huellas de unos pies descalzos tras el último chapuzón.

El bote descansa mirándose como en un espejo , en las aguas quietas de la tardecita, mientras se aleja el bullicio de los veraneantes y solo se escucha el murmullo del monte.

Andrea Medero capturó la quietud del paisaje del Yi, tan querido como nuestro.

Hasta un nuevo día, arena, río, monte y remos son dueños del silencio.