La imagen de mi abuelita portando su desgastado y limpio DELANTAL, trae a la mente recuerdos preciosos de aquellas épocas.

Dese Villa del Carmen, la Maestra Petrona Remedios reproducía la “Historia deldelantal de la Abuela”, que nos pareció interesante compartir con nuestros lectores por ser un homenaje a las abuelitas que con o sin delantal siempre las tenemos presentes en nuestra mente y corazón. 

El primer propósito del delantal de la abuela era proteger la ropa debajo, pero, además… sirvió como un guante para quitar la sartén del fogón.

Fue maravilloso secar las lágrimas de los niños y, en ocasiones, limpiar las caras sucias. Desde el gallinero, el delantal se usó para transportar los huevos y, a veces, los pollitos. Cuando llegaron los visitantes, el delantal sirvió para proteger a los niños tímidos. Cuando hacía frío Su abuela se abrazó. Este viejo delantal era un fuelle, agitado sobre un fuego de leña. Fue él quien llevó los chayotes y la leña seca a la cocina. Desde la huerta, sirvió como una canasta para muchas verduras, legumbres y después de que se cosecharon los frijolitos, también fue el turno de los pipianes. Y al final de la temporada, se usaba para recolectar naranjas y limones caídos. Cuando los visitantes llegaron inesperadamente, fue sorprendente ver qué tan rápido este viejo delantal podía dejar el polvo. Cuando llegó el momento de servir las comidas, la abuela fue a la puerta de la cocina a sacudir su delantal y los hombres en el campo supieron de inmediato que tenían que ir a la mesa. La abuela también lo usó para poner la bandeja de pancito casero justo fuera del horno, en el borde de la vieja ventana para que se enfriara.

Pasarán muchos años antes de que algún invento u objeto pueda reemplazar este viejo delantal… En memoria de nuestras abuelas, puedes compartir esta historia a aquellos que apreciarán la “Historia del delantal de la ABUELA”.