No sé hasta dónde pueda interpretarse lo que las aves dicen cuando cantan; pero me ha parecido, cada vez que he visto las alas agitadas de un hornero, acompañando sus expansiones de alegría, encontrar en las precitadas notas de sus cuerdas, una sonrisa  regalada al bosque, una mirada dirigida al nido y un saludo de gracia al sol libre que le llena de luz todo el espacio.