Hoy es el Día de las Mujeres Rurales

Hoy se recuerda el Día de las Mujeres Rurales. Ellas son una cuarta parte de la población mundial, trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras. Además, garantizan la seguridad alimentaria de sus poblaciones y ayudan a preparar a sus comunidades frente al cambio climático.

Las mujeres rurales sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. Tampoco disfrutan de un acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria, ni a infraestructuras, como el agua y saneamiento.

Las barreras estructurales y las normas sociales discriminatorias continúan limitando el poder de las mujeres rurales en la participación política dentro de sus comunidades y hogares. Su labor es invisible y no remunerada, a pesar de que las tareas aumentan y se endurecen debido a la migración de los hombres. Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas.

Según los datos del último Censo Agropecuario, en los establecimientos agropecuarios del país trabajan unas 115 mil personas de manera permanente. De éstas, poco más de una cuarta parte (27.3%) son mujeres. Ello da un índice de feminidad muy inferior al de la población rural, de 38 mujeres cada 100 varones.
En las explotaciones familiares, las relaciones de género asumen ciertas complejidades y particularidades en función de que en estas unidades productivas se produce una superposición entre la unidad doméstica-reproductiva y la unidad productiva. En este contexto, los diferentes miembros del hogar participan en el funcionamiento de la explotación, con variaciones en tipo de tareas realizadas y el tiempo que le dedican. Una lectura de género sobre los procesos que se dan en la producción familiar ha remarcado que ello supone una doble carga de trabajo para las mujeres, las que se en cargan del trabajo reproductivo a la vez que realizan un aporte sustantivo a la actividad agropecuaria.