Somos pocos los que en alguna circunstancia, tal vez en los tiempos de escolares, no hayamos bailado “El Pericón”.

Por eso, ver bailar esta danza renueva el afecto singular por su coreografía.  A pesar de todo lo que se ha hecho para borrar los vestigios de una tradición cultural tan nuestra, esta danza se ha mantenido viva.

Y es esa la razón que, parejas de Uruguay y Argentina, que la tienen como una danza en  común, la bailan con pasión. Hoy lo hicieron por la mañana, en las afueras del Estadio Cerrado, “levantando tierrita”, con pañuelos blancos y celestes, entre cruzar de parejas y algunas relaciones.

Fue el anticipo de la última jornada de la 15ª edición de “El Bailarín” que sigue escribiendo su historia, seguramente hasta la tardecita duraznense.