Con el adjetivo del título podría resumirse la información. María José Álvarez, Majo en el ambiente musical,  no se presentó anoche a su actuación acordada en el Restaurante “La Querencia”, provocando malestar y molestia justificada tanto a los organizadores de su recital como a quienes concurrieron a verla.

Anunciada durante toda la semana, comprometida su presencia por el adelanto económico acordado y con un mensaje “vengo en viaje desde Montevideo” a las 22 y 30, su ausencia definitiva fue injustificable.

“Me costó que se dieran cuenta de que no tenían que mirar que era una mujer, que tenían que mirar que estaba ofreciendo una artista.  Me costó mucho lograr ese respeto, pero creo que ya lo logré […] Es súper machista este ambiente, y molesta mucho que a la mujer le vaya bien” señalaba en nota que le realizaran en TV recientemente.

Decir una cosa y hacer otra. Para que te respeten hay que respetar.

Seguramente lo acontecido con Majo anoche, servirá de experiencia a otros generadores de espectáculos, a la hora de contratar artistas.

La fama es puro cuento.