Ayudar al que lo necesita no sólo es parte del deber, sino de la felicidad.

Alba,, Verónica y Rosario.

La pandemia y sus secuelas, deja en muchos casos historias que suelen quedar en el anonimato pero que, cuando se conocen descubren a muchas personas que han arriesgado sus propias vidas en beneficio de los afectados.

En la localidad de Cerro Chato, 21 de 26 ancianos alojados en el hogar, fueron casos positivos de coronavirus, de los cuales 2 fallecieron.

De por si esto fue motivo de enorme preocupación para los lugareños, acrecentado por el hecho de que gran parte del tiempo de los primeros días de constatarse la positividad, solo tres mujeres se encargaban del cuidado de los ancianos afectados que fueron trasladados al Hogar Estudiantil.

Esta situación llevó a que desde la Junta Local de la localidad, su Secretaria Rosario Morena, planteara a las autoridades de los tres departamentos, la posibilidad de que se agregara personal. El doctor Quintín Olano quien es el director de salud de la Intendencia de Treinta y Tres habría señalado entonces “Toda Comunidad debe valerse por sí misma…”.

Y aunque injusta y avara a la afirmación, la Comunidad cerochatense se puso al hombro la problemática.

Y golpeando puertas obtuvieron  la ayuda para superar estos momentos vividos, “con 21 abuelos con covid, superó nuestras expectativas, de todos lados llegaban donaciones para sobrellevar la situación y para que tanto ellos como Alba, Verónica y Rosario Latorre, todos juntos en cuarentenados en los 2 hogares, pasaran lo mejor posible” nos señalaban.

Y fueron especialmente tres mujeres que se plantaron allí sin moverse y le pusieron el pecho al covid, y no se contagiaron. Varios hisopados les hicieron y siempre dieron negativo

En la mañana de este martes, los últimos tres ancianos que quedaban en el Hogar Estudiantil, volvieron al Hogar de Ancianos. El retorno a esa su casa de los últimos años, marca el fin de una odisea.

La satisfacción del deber cumplido seguramente experimentan Verónica Marenco, Rosario Latorre y Alba Aragón.

El bien que han hecho les da una satisfacción interior, que es la más dulce de todas las pasiones.