Hoy 18 de diciembre  se celebra el “Día de la Policía Nacional y por eso nos atrevemos  a realizar algunas reflexiones.

Tradicionalmente, el concepto de Policía se ha identificado con la idea del buen orden que debe observarse para el mejor gobierno de un Estado o un pueblo, cualquiera sea o fuere el tipo de régimen político. El criterio moderno señala que una institución policial debe desenvolverse, dentro de un ámbito constitucional y obedecer una reglamentación sabia y justa por ser una entidad que protege y ampara el derecho individual y colectivo y, en general, porque preserva el ordenamiento jurídico contra las causas que lo perturben.

El bienestar de una sociedad presupone, un orden público armonioso y efectivo, que equilibre la existencia individual y el bien común para una feliz convivencia, que es en todo caso y finalmente, responsabilidad directa de la función policial.

La principal función de la Policía, es entonces sin duda alguna, mantener el orden y la paz pública, así como el bienestar y tranquilidad de la comunidad, de allí que las nuevas exigencias que se plantean en cualquier país del mundo frente al incremento del índice delictivo, son las de constituir Policías más eficientes y en ese orden más tecnificadas, mas preventivas, capaces de asumir una función decisiva y trascendental: disminuir el índice delictivo y la violencia y que reine la paz en la comunidad.

Por tanto, es importante mencionar que las sociedades necesitan policías, porque la  realidad es que desde que el mundo es mundo, la ley se ha quebrantado, se quebranta y se seguirá quebrantando, y la sociedad no puede subsistir sino hay una fuerza coercitiva para imponer el orden, esto es, si no aparece una institución que por su autoridad obligue al conjunto a respetar los derechos ajenos y las codificaciones redactadas en bien de esa sociedad.

El respeto a las instituciones de gobierno, debe prevalecer siempre, sembrar un clima  de confianza de la población para con la autoridad y el respeto a la corporación policial es algo que se gana a pulso con el accionar y el buen comportamiento en la calle. La cooperación de la comunidad en el mantenimiento de la seguridad pública y la constante capacitación adecuada a los cuerpos policíacos, es también una misión ineludible de las  autoridades y comunidad, porque la seguridad y la prevención es tarea de todos.

Por eso la sabiduría popular llama al policía guardián del orden y la tranquilidad; defensor de los derechos inalienables de los ciudadanos; defensor de la propiedad y la vida; entre otros y así, sencilla y claramente, se definen las principales obligaciones que esta abnegada y callada profesión encarnada en el sentimiento de una noble misión: ¡servir a la comunidad, servir al prójimo, la vocación y reitero la felicidad que subyace en el placer de servir!

Por Jesús Correa