Debemos aprender a ser humildes y nunca dejar de aprender.

Los duraznenses en fútbol, a pesar de estar acostumbrados a las victorias y los títulos, explotan en  alegría y emoción como la primera vez y, desde las tribunas donde alentaron a su equipo, la alegría se extiende a las calles, a los barrios y es tema de conversación en todas partes.

Ya hemos resaltado el valor de todo el conjunto que componen plantel, técnicos y dirigentes en el título fresquito de la Sub 17 y no está de más reiterarlo.

En torno a los grandes logros deportivos, hay otros lugareños que, sin integrar ese conjunto, hacen lo suyo con responsabilidad y amor por la tarea.

La Prensa duraznense ha dado un apoyo incondicional a la Selección campeona y es digno de elogio destacar a los colegas. Entre ellos, nos permitimos tener una mención especial para Víctor Darwin Rodriguez.

Difícil encontrar en nuestro ambiente profesional un colega que le dedique al deporte tantas horas, tanto esfuerzo.

Víctor suma a su condición de comunicador, un amor enorme por el deporte, en todas sus disciplinas, pero especialmente el fútbol.

Con su cámara buscando la mejor imagen en una de sus manos y en la otra, el celular logrando otras tan buenas como aquellas, vive, palpita cada partido con el nerviosismo de un hincha, con el corazón en cada jugada y la emoción que no disimula por las victorias como la de este sábado.

En su programa El Estadio o en sus páginas de las redes sociales, quien no fue al partido “puede verlo” a través de las decenas de fotografías que publica. Lo hace solo buscando servir, logrando con ello que los triunfos se amplifiquen al mundo.

En tiempos donde a veces los jóvenes que empiezan la profesión periodística, a los pocos días creen saberlo todo, la humildad de Víctor sería un baño que les vendría muy bien.

El buen periodista tiene un sentido de misión en su ejercicio profesional, elabora conocimiento y lo comparte.

Víctor sé que está disfrutando la conquista de hoy, como lo hizo con las de ayer, porque como buen periodista mantiene intacta su capacidad de asombro y no vacila en procurar aprender en cada instancia, porque sabe que si se apaga el entusiasmo por aprender, se seca el fuego interno.

 

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