Llueve… Espera, no te duermas,

Estáte atento a lo que dice el viento

Y a lo que dice el agua que golpea

Con sus dedos menudos en los vidrios.

Todo mi corazón se vuelve oídos

Para escuchar a la hechizada hermana,

Que ha dormido en el cielo,

Que ha visto al sol de cerca,

Y baja ahora elástica y alegre

De la mano del viento,

Igual que una viajera

Que toma de un país de maravilla.

¡Cómo estará de alegre el trigo ondeante!

¡Con qué avidez se esponjará la hierba!

¡Cuántos diamantes colgarán ahora

Del ramaje profundo de los pinos!

Espera, no te duermas. Escuchemos

El ritmo de la lluvia.

Apoya entre mis senos

Tu frente taciturna.

Yo sentiré el latir de tus dos sienes

Palpitantes y tibias,

Como si fueran dos martillos vivos

Que golpearan mi carne.

Espera, no te duermas. Esta noche

Somos los dos un mundo

Aislados por el viento y por la lluvia

Entre la cuenca tibia de una alcoba.

Espera, no te duermas. Esta noche

Somos acaso la raíz suprema

De donde debe germinar mañana

El tronco bello de una raza nueva.

Juana de Ibarbourou