Por Daniel Puyol. 

Mi primera lección de vuelo no la recibí a bordo del Cessna que me elevó a las alturas, me la dio mi papá en el garaje de casa el día que me invitó a hacer una cometa.

Juntos, en el fondo oscuro del galpón de techo de chapas, transformamos los papeles de colores, el engrudo y las cañas en un lucero con flecos que era capaz de elevarse con agilidad sobre los techos y los árboles del barrio. Entonces se alimentaron con autenticidad por vez primera, las ilusiones del pequeño gorrión que habitaba en mis entrañas.

Aquel humilde barrilete me mostró el camino hacia el cielo y amarrado a su hilo todavía recorro las pálidas nubes y las incontables estrellas con mis alas originales, que antes de ser de acero, fueron hechas con las tiernas cañas y el refulgente papel que mi viejo me pegó en el alma.

Nada vuela tan bien ni tan alto como los sueños y la imaginación de los niños, cuando es impulsada por el amor de sus padres.

*Daniel Puyol Castiglioni inició su carrera profesional  en la Fuerza Aérea Uruguaya en 1973 donde se desempeñó como instructor de vuelo, jefe de seguridad de vuelo y piloto antártico. 

Varios años radicado en Durazno donde conoció a su primer esposa y aunque viviendo desde hace tiempo en el exterior, manifiesta permanentemente un amor entrañable por nuestra ciudad.

En 1997 pasó a volar en Pluna Líneas Aéreas Uruguayas donde fue capitán e instructor de Boeing 737-200 y posteriormente comandante de Boeing 737NG en Copa Airlines de Panamá

Ha realizado numerosos cursos sobre CRM y Factores Humanos entando calificado como instructor y facilitador de la materia. Es Master en gestión y dirección de aeropuertos y líneas aéreas en Itaérea Escuela de Negocios de España.