Tuve la oportunidad de conocerle y charlar con Orlando Aldama, en mi condición de periodista o simplemente como vecino, cuando le evitaba el traslado en ómnibus desde la parada de Santa Bernardina, y lo arrimaba hasta el Sorocabana, escenario habitual de charlas y anécdotas con sus viejos amigos.

Escucharlo resultaba un placer. Era increíble comprobar como aquel hombre de amplia y reconocida repercusión como autor teatral en el Río de la Plata, escapaba en el diálogo a los momentos de sus éxitos en cartelera, para desnudar su sencillo y bonachón carácter y su amor a Durazno y al Yi, junto al cual tuvo su casa y pasó los últimos años de su vida.

Cuando le dejaba en la esquina de la Iglesia del Carmen y encaminaba sus pasos hacia la tradicional mesa que le esperaba, el entorno se mostraba indiferente, ignorando que aquel hombre de pasos cansinos que pasaba junto a ellos, era uno de los duraznenses más destacados en la rica historia cultural de nuestro departamento.

No hubo nada especial cuando murió, nada distinto a lo común, aunque se trataba de un ciudadano ilustre. Pocos le acompañamos en su sepelio. Años después se puso su nombre a la avenida que va hacia el Yi, en forma paralela con la Winston Churchill que, o casualidad, también murió un 24 de enero. Hace dos años se colocó una estela en un espacio público en Santa Barnardina.

En el Sorocabana, muchos amigos de entonces han partido también, los menos quedan, pero una mesa que compartiera con ellos, café, cigarros, anécdotas, es hoy un homenaje perenne a su memoria.

Jesús Correa

 Orlando Aldama nació en Durazno,  el 25 de febrero de 1904  y aquí falleció el 24 de enero de 1987.

Escritor, autor teatral, comediógrafo, periodista.

Se inició como autor y director teatral con sátiras poblanas que puso en escena en La Casa del Pueblo, que con algunos amigos fundara en Santa Bernardina. Algunas de las piezas de esa época se llamaron “Mientras en Flanes se puso…en Durazno salió el sol”, “Durazno en cinta…de hilera”,” Vi… la cosa más curiosa en el alambre enredao “, “Jalea de Durazno en lata” , El carozo del Durazno, entre otras.

Aldama también escribió obras serias que lograron gran apoyo del público capitalino, algunas bajo su nombre como “Los Amores de Rivera” y “La señorita de los pájaros” y otras bajo el seudónimo de Pedro Malasartes, como “Ochenta pesos mensuales”, “Rincón del Bonete”, “El General resucitó al anochecer”, “Conseguí un empleo público”, “Un día en el remolino”, “Que pase lo que Dios quiera”, “Servicio Militar”, “Está en peligro la estancia”, “Los ángeles no tienen miedo” y “El cielo se vende a plazos”, entre otras.

Junto con Angel Curotto, como autores, directores y empresarios, produjeron sátiras políticas de actualidad como “¿Cuántos somos, como somos y cuánto dura?”, “Sigue riendo Juan del pago”, “Frentes altas, manos limpias y…mantel corto”, “Agárrate del pincel que te saco la escalera” y el sainete “El tango hay que saberlo bailar”.

El espaldarazo para Aldama vino de la mano de Luis Sandrinien Buenos Aires cuando con su compañía mantuvo ocho años consecutivos en cartel su obra “Cuando los duendes cazan perdices”; a ello se agregó el éxito de su versión fílmica así como de las películas que también protagonizara Sandrini  “Juan Globo” y “El diablo andaba en los choclos”,sobre el guion y la obra de Aldama, respectivamente. Utilizó el seudónimo “Pedro Malasartes” para firmar obras teatrales críticas de la política uruguaya de su época1​ y en algunos casos se hizo más famoso este seudónimo que su propio nombre2

Orlando Aldama falleció el 24 de enero de 1987 a los 82 años.

Datos Biográficos: Wikipedia