La Iglesia Católica está considerando eliminar el papel de los padrinos en los bautismos

La Iglesia Católica está considerando eliminar el papel tradicional de los padrinos y madrinas en los bautismos debido a cambios en las costumbres y preocupaciones sobre su compromiso con la fe de los niños. El Monseñor Giacomo Cirulli, obispo de Caserta en la región de Campania, en el sur de Italia, ha presentado esta propuesta al Vaticano para su aprobación.

Antiguamente, los padrinos y madrinas desempeñaban un papel importante en la vida de los niños bautizados, siendo responsables de guiarlos en su camino de fe y, en algunos casos, incluso asumiendo el papel de tutores en caso de que los padres fallecieran. Sin embargo, con el paso del tiempo, la función de los padrinos ha ido evolucionando y en algunos casos ha perdido su significado original.

Se argumenta que en la actualidad, muchos padrinos no están cumpliendo plenamente con su rol de mentores espirituales y que la relación entre ellos y los niños bautizados ha perdido su relevancia en términos de apoyo y compromiso con la fe. Esta preocupación ha llevado a la propuesta del Monseñor Cirulli de revisar la práctica tradicional de contar con padrinos en los bautismos.

El Vaticano está evaluando esta propuesta con detenimiento, considerando tanto los cambios en la sociedad como las necesidades espirituales de los niños bautizados.

Es importante destacar que, aunque la eliminación de los padrinos en los bautismos pueda significar un cambio significativo, la Iglesia Católica busca asegurarse de que la crianza espiritual y la educación religiosa de los niños no se vean afectadas de manera negativa.

En conclusión, la Iglesia Católica está reevaluando el papel de los padrinos en los bautismos a la luz de los cambios en las costumbres y en la forma en que la fe es transmitida a las nuevas generaciones. La propuesta del Monseñor Giacomo Cirulli es un intento de asegurar que la crianza espiritual de los niños sea atendida de manera adecuada y relevante en los tiempos actuales.

El resultado de esta consideración podría marcar el inicio de una nueva etapa en las prácticas bautismales de la Iglesia.