Cuando era muy joven como casi siempre nos pasa en la vida ,

pedía y pedía que el tiempo corriera

y hoy que casi, casi se nos va la tarde

gritamos al tiempo , detente,  detente que aún me faltan días,

muchos, muchos días , no quiero ser grande , no quiero ser grande.

Pero el tiempo lleva prisa, mucha prisa

y no le interesa si también la tienes,

si no te es posible parar por lo menos unos pocos años, unos cuantos meses.

Déjame aquel niño dentro de mi cuerpo, dentro de mi mente, que viva conmigo, que cante y que juegue….déjalo que juegue.

¿ Por qué si es tan larga la vida , la infancia se vuelve tan breve ?

Nos gana el apuro por llegar a nada

y cuando lo vemos, …volver, no se puede.

El río del niño ya volcó sus aguas y sorteando redes

se va mar adentro y por más que ruegues…. no afloja su marcha.

Y se llena el alma de preguntas vanas

¿Dónde habrán quedado aquellas bolitas, de las vacaciones calientes y largas?

Y los andadores, los trompos, ¿y la desgarbada pelota de trapo razón de mil riñas de la gurisada ?,

Y de mis cansadas pupilas llorosas me rueda una lágrima, que no es de tristeza, sólo es de nostalgia de…por un apuro, …., ya está…..no más lágrimas.

 

   Autor: Jose luis Lerena Caballero – poeta trinitario radicado en Argentina