Leonardo Aldama ha ido dándole un toque especial a la ciudad, con sus juegos de figuras y colores que aparecen aquí y allá en las paredes de distintos edificios.

Hoy a esa particularidad de gustarle la pintura, le agrega su propio trabajo profesional que realiza cuando se le contrata.

En la mañana dominguera lo descubrimos en una esquina céntrica en plena tarea con su pincel y sus colaboradores.

Su obra quedará así incorporada a la fisonomía de Durazno.