Por Carlos Fariello.

A fines de los años 60 Román Iglesias comenzó a atender el bar que en 1960 habían instalado, en el local de Oribe casi Arrospide, casi contiguo al Hotel Central, Villar y Fariello, con el nombre «Til-Car».

Anteriormente el bar había sido de don Algardo Dell’ Onte quien además tuvo coche con taxímetro.

Iglesias adecuó el local e instaló además su peluquería y barbería y colocó su apellido para identificar el bar.

Afuera un cartel rezaba «Bar Iglesias»

Por las noches era punto de actividad de la timba y en las madrugadas se generaban ruidos molestos para el barrio.

Un vecina de enfrente trasladó su queja a Iglesias varias veces sin lograr ni que se prohibiera el juego ni mucho menos atenuar los ruidos.

Finalmente, cruza un día ya muy molesta y anuncia que intentará que se tome alguna medida contra el citado bar.

En eso estaba escuchando la conversación Washington Casas que muy diplomáticamente interviene y dice:

– Señora, puede que usted tenga razón, pero esto es un bar no una iglesia!