De una Maestra en su día
Hay algo que siempre me repito: “seré la maestra que quiero ser y no la que el sistema quiere que sea”.
Recordar esto me ayuda a saber cuál es mi prioridad: las infancias. Sus intereses, su ser social, su ser lúdico, sus necesidades, sus voces. Recordar esto me hace saber donde estoy parada, qué educación quiero brindar y qué es todo eso que no se negocia.
Como maestras y maestros tenemos un rol esencial. Rol que debemos cuidar, defender y empoderar. Porque no solo somos generadores y transmisores de conocimientos, también somos andamiaje para la construcción del pensamiento crítico, para educar emocionalmente, para la formación de ciudadanos, con todo lo que eso implica. Muchas veces somos también, el espacio para hablar y preguntar sobre todo aquello que, en el hogar, no encuentra una escucha.
Ser maestra y maestro es un constante intercambio de enseñar y aprender.
En los gestos, acciones y palabras de cada niños y niña, se encuentra eso que damos y que día a día va dejando huellas en ellos. Y en el silencio, al final de cada jornada, nos encontramos resonando con todo eso que sus miradas nos devuelven y que son el insumo para seguir siendo mejores profesionales y aún más, mejores personas.
Somos esa posibilidad de libertad, de transformación, de refugio, de abrazo, de escucha activa, de mirada. Somos hogar y en algunos casos esperanza, para esas infancias que a diario llegan a nuestra clase. Jamás nos olvidemos de eso.
Deseo que tengan una vida digna, puedan acceder a una educación de calidad, puedan sentirse amparados y amparadas en su emocionalidad y puedan ser niños en un mundo de niños. Con esos deseos estoy comprometida, no porque sea el genio de la lámpara sino porque soy maestra y cómo tal, lucharé siempre por sus derechos y necesidades. Quizás no pueda cambiar todo, pero si es aunque sea una mínima fracción, con eso trabajaré.
Estoy orgullosa y agradecida de haber elegido este camino. Hoy deseo que honremos nuestra profesión, porque es la esencia de la educación. Somos grandes hacedores de redes que se tejen entre sí para sembrar presentes y hacer valer las voces de nuestras infancias.
Feliz día.
Daiana Fagoaga Guanco