Es la historia.
Me hubiera gustado tener la foto de Valverde haciendo un picadito con su hijo en el Centenario minutos después de finalizado el encuentro ante Perú, y ver como no se ha perdido la humildad, a pesar de jugar en uno de los equipos más importantes del mundo.
Pero la que ilustra este comentario, todos juntos, es en realidad la más adecuada para un después de la clasificación a Quatar.
Uruguay, que en diciembre parecía casi desahuciado, logró increíblemente, en la noche de este jueves tras vencer 1 a 0 a Perú, clasificarse en forma directa para el mundial, a falta de una fecha.
Y la gente vibró, disfrutó, lloró, porque en nuestro país, el fútbol tiene esa magia de provocar esos sentimientos y de unir a los uruguayos en tiempos que parecemos tan divididos.
Fiel a su historia, la celeste, la de Obdulio y tantos otros ilustres defensores, vuelve a estar en la competencia máxima del fútbol mundial.
¡Como para no disfrutar!